La elaboración de estas edificaciones se llenan del mismo misticismo que cubre al poblado de Tepoztlán, erigidas en una de las cimas de la sierra de Tepoztlán, se juntan modificaciones en forma de terrazas y el templo; razones más que suficientes para hacer de este lugar uno de los más atractivos para el turismo dentro de todo el estado de Morelos. Desde tiempos precolombinos adquirió una importancia fuerte, y a lo largo de la historia, como los peregrinos de distintas zonas y culturas muy alejadas que iban a este lugar por ser considerado como santuario.
Dato interesante: Se encontraron restos de carbón y copal de siglos anteriores en el vestíbulo
Originario de Tamoanchan (lugar mítico paradisíaco de las culturas mesoamericanas) fue uno e los 400 hijos de Mayahuel y Pantécatl, que formaban parte del grupo de las deidades del pulque (del maguey y del ocpatli respectivamente), fue asociado a la fertilidad y como miembro de estos dioses del pulque y la embriaguez. Asimismo, pertenecían al tlaloque, que siginificaba que eran representaciones de Tláloc, dios de la lluvia y de los más relevantes en la cosmovisión prehispánica.
Por otro lado, desde la memoria colectiva ronda una historia peculiar acerca de este personaje Tepoztécatl, en el que se le representa como semidios en lugar de dios. Cuenta la leyenda que una princesa se enamoró del dios Ehécatl (Dios del viento), mientras éste se presentaba en forma de ave. La joven quedó preñada de dicha relación fugaz, pariendo como resultado a un varón, que resultaba ser un niño con cierta peculiaridad indescriptible. Los padres de la princesa, furiosos por la criatura que había traído al mundo su hija, le exigieron que se deshiciera de él. Entonces, ella obedeciendo, decidió primeramente dejar al niño en un gran hormiguero, con la intención de que las hormigas se comieran al bebé, pero en vano fue pues éstas en lugar de cometer esa acción lo alimentaron con el mismo alimento que conseguían para ellas. Como ejemplo de otro intento fue el dejarlo entre los magueyes, pero éstos se doblaron a sí mismos para cubrirlo y darle de beber aguamiel. Así, todo intento, uno tras otro, fue frustrado por la naturaleza, por lo que decidieron regalarlo a una pareja de ancianos.
Los años pasaron y se crió con dicha pareja. Siendo Tepoztécatl mayor, se elige a su padre adoptivo como sacrificio de la gran serpiente de Xochicalco, pero él mismo, negándose ante tal situación, se entregó como sustituto de su padre para ser entonces el sacrificio. De camino hacia el templo, tomó unas piedras de obsidiana del suelo, se plantó ante la serpiente y ésta lo devoró. Parecía el final del joven, pero Tepoztécatl logró salir del interior de la serpiente, partiéndola con la obsidiana, matándola. Posteriormente, huyendo sin rumbo, alcanzó el poblado de Tepoztlán, siendo entonces nombrado como el Señor de Tepoztlán. Aunque poco después desapareció de todo el pueblo, sin dejar rastro, se cuenta con convicción que fue a refugiarse eternamente al templo edificado a él a la cima del serro.
Resulta irresistible para muchos el plan de ir a pasar la tarde, el día entero o explorar por varios días Tepoztlán, Con su gran oferta gastronómica, el arte impregnado en sus muros, la música que llega a nuestros oídos solo al ir caminando, los famosos mojitos... sus danzas, el misticismo por todas partes. Es justo una magia peculiar la que se halla en este lugar, solo hablando de aquello a lo que uno va generalmente para visitar: la calle principal, los múltiples templos religiosos y la famosa ruta para subir el cerro del Tepozteco. Pueblo Mágico, que sin duda vale la pena visitar.
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