Alpuyeca
La localidad de Alpuyeca, tal y como es el territorio al que hoy en día llamamos así, fue habitada por primera vez hace más de 600 años. Primero, antes del siglo XVI, los Tlahuicas habían construido un asentamiento en este lugar, y alrededor de 1531 el establecimiento de la Parroquia de La Purísima Concepción significó el inicio de la proliferación de mestizaje, cubriendo la cosmovisión de la tribu tlahuica con las creencias católicas. Mas esto no llevó a la desaparición de pasadas tradiciones indígenas, sino que hubo una mezcla interesante entre estos dos conglomerados de ideales religiosos.
Así, en Alpuyeca nos encontramos con una población rica en cultura, que le da desde sus inicios un impulso importante a sus fiestas y ritos, teniendo por ejemplo a la tierra como un elemento muy importante, pues solía ser una importante región agrícola. Su tradición se empapa con el pulso de naturaleza.
Alpuyeca viene de dos vocablos de raíz náhuatl:
Atl = Agua
Poyelt = Salado
Por lo que se le puede considerar el lugar de agua salada. Anteriormente, el nombre del poblado era Santa María Alpuyeca Tlanepantla, que fue así como se concibió con la llegada de los españoles a este poblado de ascendencia tlahuica, dejando muy en claro para nosotros la implementación de la religión católica, y dando pie a la construcción de la Parroquia de la Purísima Concepción, que justamente, como su nombre lo indica, está dedicada a la imagen de la Purísima Concepción de la Virgen María. Por otro lado, Tlanepantla, principal punto de partida de la cultura Tlahuica en Morelos tiene como significado que se está a la mitad entre la mitad entre la Tierra o el Universo. Esta cultura, proliferada a lo largo del estado, aún con toda la mezcolanza que trajo la conquista, persiste en esa magia que se presenta por medio de la espiritualidad, dejando al individuo entre la belleza de su tierra y la belleza que el universo tiene reservada para nosotros.
Las nieves de Alpuyeca
Las nieves de Alpuyeca son totalmente una tradición del lugar, que no te puedes ir sin haber probado alguna. Son por completo el elemento insignia de la población, pero especialmente esto es por el acompañamiento de otros aspectos más, que juntos crean la esencia de este bello poblado: además de una refrescantes y deliciosas nieves, puedes gozar de diferentes platillos en sus variados restaurantes o pasar un agradable día en uno de sus balnearios campestres, así como poder ir a visitar de distintas edificaciones vernáculas.
La elaboración de nieves en Alpuyeca está acompañada por una creencia que es sobre asegurar el gran sabor que éstas tienen, y es que para ellos la preparación de las nieves debe de ser bajo la sombra de un majestuoso árbol del guamúchil (árbol con una vaina silvestre igualmente de excelente sabor).
Se trata de un proceso íntegramente artesanal, desde la fabricación de las barricas hechas por algún carpintero, hasta la hora de implementar los sabores. Para mantener la fría y adecuada temperatura, se coloca un bote de aluminio un poco más pequeño que la barrica, se introduce y en el espacio que queda entre el bote y la barrica se coloca hielo picado, el cual se cubre a su vez de sal de grano como método de preservación de la temperatura. Después de esos detalles técnicos llega el momento esperado de hacer cada nieve con su respectivo sabor. Es un arduo trabajo, el cual va variando de proceso según el sabor, pero lo primero es escoger y recolectar las mejores piezas de frutas o de lo que vaya a ser la nieve, para después extraer su pulpa y sabor, que entonces se irá colocando con otra cantidad de nieve puesta ahora dentro del bote de aluminio, y ahora sí, a mezclar, que es una etapa del proceso muy dura y que lleva tiempo, pero al final el resultado hace que todo valga la pena.
La variedad de sabores es amplia, con los clásicos como el mamey, limón, coco, vainilla, melón, mango, o puedes aventurarte a explorar los sabores de los frutos rojos, nochebuena, girasol, beso de ángel, entre otros sabores.
Fuente(s):
launion.com.mx
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